Un cambio de mirada en el relacionamiento internacional de la UC
Cruzar fronteras sin moverse de la universidad aprovechando las oportunidades que nos ofrece la tecnología y el encuentro con las personas internacionales que son parte de nuestra comunidad, la existencia de nuevos programas de movilidad internacional, una mentalidad de formación global, y una vinculación más estratégica, son algunos de los conceptos que mueven a la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales que acaba de cumplir dos años y que, para celebrarlo, durante abril estará desarrollando distintas actividades en el marco del “Mes de la Internacionalización”.
“Tenemos que relacionarnos con el mundo”. Esa fue la lógica que llevó a la UC, el 30 de mayo de 1980, a firmar el primer convenio de intercambio académico, con la Universidad de Purdue, Estados Unidos, durante el rectorado de Jorge Swett. Ese fue el primer paso que llevó a la Universidad a abrir sus puertas de par en par al mundo, labor que durante varios años lideró Nuria Alsina, precursora e impulsora de las relaciones internacionales en nuestra casa de estudios.
“Se firmaron muchos convenios a lo largo del tiempo y siempre fueron pensados en la lógica de generar movilidad, principalmente para los estudiantes y algunos profesores”, cuenta la vicerrectora de Asuntos Internacionales, Lilian Ferrer. En buena medida, gracias a este esfuerzo, hoy contamos con más de 600 convenios con instituciones extranjeras.
Con el correr del tiempo la meta dejó de ser el número de convenios firmados, para enfocarse en optimizar el funcionamiento y resultados de estas alianzas. Se fueron ampliando las miradas de vinculación bajo el concepto de Memorandum Of Understanding (MOU) o convenios marco, que permiten desarrollar actividades en distintas áreas.
Asimismo, surgió la necesidad de potenciar la investigación y la internacionalización de los programas de doctorado; luego se amplió hacia el pregrado, con el objetivo de formar a los estudiantes desde el inicio con una mirada global. Otro aspecto fue extender el relacionamiento internacional hacia otras regiones, más allá del hemisferio norte y los países de habla inglesa.
Cambio de mirada
Tres Proyectos de Mejoramiento Institucional (PMI), del Ministerio de Educación, fueron clave para conformar la actual Vicerrectoría de Asuntos Internacionales: el PUC 1566, con foco en internacionalización de la investigación; el PUC 1866, con énfasis en la internacionalización de los programas de doctorado, y el PUC 1966, centrado en la internacionalización del pregrado.
Estos proyectos se formularon alineados con la visión del rector Ignacio Sánchez. “Necesitábamos una estructura para darle cabida a esta nueva mirada de la internacionalización”, cuenta la vicerrectora Ferrer. Bajo este concepto se creó, el 1 de abril de 2020, la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales (VRAI); primero con la figura de “adjunta”, como parte de la Prorrectoría, y que, a dos años de su creación, ahora toma vuelo propio.
Esta vicerrectoría nace entonces con una nueva visión de las relaciones internacionales. Más que firmar convenios, su foco está puesto en lograr un relacionamiento internacional más estratégico, centrado en resolver problemas que hoy día en el mundo son complejos, en que no basta un solo punto de vista local para abordarlos. “Es una mirada desde nuestra propia identidad, de construir una mejor casa común, tal como pide el Papa Francisco”, explica Lilian Ferrer.
Producto de este cambio se tomó un rol muy activo en las distintas redes internacionales en que la Universidad es parte, liderando grupos e iniciativas en Universitas 21, red de universidades líderes en investigación; SACRU, red internacional de universidades católicas; y HUC, Hemispheric University Consortium, entre otras. Así como también en las redes nacionales, participando activamente en la comisión de Internacionalización del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, CRUCH.
Nueva estructura
Tres son los ejes de la Vicerrectoría que articulan toda su labor. El primero es la dirección de Movilidad, ya que este aspecto sigue siendo clave, pero bajo un concepto de movilidad renovada. Además del intercambio académico, también hay programas especiales, experiencias de voluntariado, pasantías de investigación y programas de Aprendizaje más Servicio, entre otros.
“Los intereses de los jóvenes e investigadores hoy día ya no pasan solamente por hacer pasantías tradicionales, sino que quieren tener experiencias que impliquen sumergirse en la cultura, tener la posibilidad de trabajar no solo con la universidad, sino también con organizaciones no gubernamentales. También buscamos ofrecer pasantías de investigación tanto a estudiantes de doctorado como de pregrado, a quienes tengan esa inquietud y quieran ver cómo se realiza investigación en otros espacios”, detalla la vicerrectora.
Un desafío ha sido incluir a personas con necesidades especiales en los programas de movilidad. Este año, en el segundo semestre de 2022, por primera vez un grupo de estudiantes con algún tipo de discapacidad —visual, auditiva, motora o trastorno del espectro autista— realizará su intercambio académico en alianza con dos universidades españolas, sumándose dos instituciones más en 2023.
Por otra parte, la pandemia también ayudó a ampliar el concepto de la movilidad. Como dice la vicerrectora Ferrer: “Tomamos conciencia de que puedes atravesar fronteras de distintas formas. Y eso es lo que te permite tener una actitud de acogida, de reconocimiento, de pararte en el mundo buscando más allá del beneficio personal y para el país, una mejor forma de vida para el entorno global”.
Como destaca la vicerrectora, esta redefinición de la movilidad se ha hecho muy en conjunto con la Vicerrectoría Académica (VRA) y las unidades académicas: “¡Han participado más de cien personas!”.
"La VRAI UC busca abrir “puertas y ventanas” para que cada una de las personas de su comunidad salga al encuentro del mundo, siempre con la visión de aportar al bienestar global (...)" - Lilian Ferrer, vicerrectora de Asuntos Internacionales.
Todo esto va de la mano con el segundo pilar: la dirección de Formación Global. Su concepto clave es la “internacionalización en casa”, que busca que toda la comunidad se vea expuesta a procesos de internacionalización sin salir del país, en la propia universidad. Se trata de una lógica de internacionalización holística.
Esto ha implicado una intensa labor de acercamiento a las distintas embajadas en Chile, como actores clave en el proceso de internacionalización de los campus de la UC. Fruto de ello son las “Semanas Culturales”, que partieron con Palestina en diciembre de 2021 y, este año, continuarán con Israel en abril, seguido de otros países.
Al interior de nuestra propia universidad también contamos con una comunidad extranjera —estudiantes de pre y postgrado, profesores, profesionales y administrativos—. “Necesitamos hacer un esfuerzo mayor para que se integren desde su ser internacional y que realmente sientan el valor que ellos y ellas traen a nuestra universidad”, afirma Ferrer.
Para acogerles de mejor manera se creó un programa de acompañamiento, que ha debido enfrentar varias dificultades, como el cambio en la ley de migraciones y el contexto de pandemia, obstaculizando la obtención de visas. Esto “ha implicado un trabajo muy de la mano con el Ministerio de Relaciones Exteriores, Extranjería y con los consulados fuera de nuestro país, de manera de generar procesos y formas para que le facilitemos a las personas extranjeras venir a nuestra universidad”, dice la vicerrectora. También ha implicado un trabajo muy integrado con distintas unidades al interior de la UC, tales como la Dirección de Investigación, Escuela de Graduados, Dirección Jurídica, Programa de Magísteres de la Vicerrectoría Académica, entre otras. “Para nosotros es importante que estas personas formen parte de nuestra comunidad. Una UC sin extranjeros no es la misma”, afirma.
Otra línea de trabajo es la internacionalización del pregrado. Aquí se está trabajando de la mano con la VRA para definir de manera conjunta el concepto de internacionalización en casa y sus bajadas concretas, así como también determinar las competencias globales que deben tener los estudiantes, tales como el aprendizaje de idiomas, el ejercicio de un liderazgo en otros espacios y la capacidad de acoger la diversidad. Su resultado será un programa de liderazgo global.
Un aspecto que se busca potenciar es el “english for life”, es decir, que los miembros de la comunidad manejen el inglés de manera competente. Por ello, en conjunto con English UC, y la Dirección de Personas, se está creando una línea de desarrollo para administrativos y profesionales de la universidad, para lo que ya se realizó un primer diagnóstico.
Otra tarea importante ha sido ajustar el reglamento de convalidaciones para los estudiantes que realizan un intercambio. Una de las principales dificultades que tenían, además del financiamiento, era que les costaba convalidar los cursos que realizaban en el exterior con su malla académica, y generalmente se terminaban atrasando, situación que se ha revertido bastante.
Finalmente, la tercera dirección es la de Vinculación, cuyo foco ha sido potenciar el trabajo de la Universidad en las redes internacionales. “Es un espacio lleno de oportunidades, pero necesitamos detectarlas y aprovecharlas”, afirma. También se han potenciado las comunicaciones tanto internas como externas, de modo de llegar a los socios internacionales; así como también se busca hacer una estrategia de relacionamiento con ellos.
En este ámbito, otro aspecto importante es la necesidad de vincularnos con otras regiones del mundo, con foco en Asia —potenciando, por ejemplo, el Instituto Confucio UC, que precisamente busca acercar la cultura china a Chile—, y en Latinoamérica. “Desde nuestra propia región, necesitamos encontrar nuevas formas para aportar con nuestro propio valor en el espacio global, así como también aprender mutuamente de nuestros socios latinoamericanos”, expresa Lilian Ferrer. Así también, se busca estrechar lazos con Oceanía y África, donde ya se han realizado alianzas, por ejemplo, con Chad y Mozambique.
En suma, el gran desafío que plantea esta nueva vicerrectoría, a la Universidad y a cada uno de nosotros como miembros de la comunidad universitaria, es salir de nuestra zona de confort. “Yo creo que el corazón de la vida está en que las personas aprendan a conocerse y a valorarse a sí mismas, y desde ahí construir un mejor mundo con otros. Y creo que el trabajo internacional es eso: aprender a conectarse, a darle valor a las redes entre las personas, independiente de dónde vengan o lo que hagan, y de dónde estén”, dice Lilian.
Y concluye: “La VRAI UC busca abrir “puertas y ventanas” para que cada una de las personas de su comunidad salga al encuentro del mundo, siempre con la visión de aportar al bienestar global, a través de un trabajo en formación global, proyectos colaborativos y compromiso social”.
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